jueves, 5 de abril de 2007

RESTAURACION: CAMPOS DE CONCENTRACION EN ESTADOS UNIDOS.

RESTAURACION: CAMPOS DE CONCENTRACION EN ESTADOS UNIDOS.

Tras una gran expectación, el Congreso de los EEUU ha aprobado una ley que permitirá financiar la investigación y restauración de diez de los campos de internamiento en los que fueron confinados ciudadanos norteamericanos de origen japonés y alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Con este paso, se pretende preservar la memoria que en palabras de la congresista demócrata por el Estado de California Doris Matsui, nacida en el año 1944 en el campo de concentración de Potson (Arizona) “lo que no debe permitirse que vuelva a suceder”.
Los campos de concentración en Estados Unidos se crearon en 1942 por orden nº 9066 y nº9102 el entonces presidente Roosevelt, cuando prohibió a cualquier norteamericano de origen japonés a vivir en la costa oeste del país. Con esta orden, se consumó el mayor traslado forzoso de la historia del pueblo nipón. Cerca de 120.000 personas fueron internadas en campos vigilados por soldados. 77.000 ciudadanos americanos de origen japonés (los Nissei) y de 43.000 japoneses (Issei) de los Estados de California, Washington, Oregon y Arizona. Los 23.000 japoneses que vivían en la costa oeste del Canadá, de los cuales tres cuartas partes eran ciudadanos canadienses, fueron perseguidos también. No se les permitió volver a la Columbia británica hasta marzo de 1949, siete largos años después de la evacuación y tres y medio después del fin de la guerra. El Departamento de Estado obligó a los países de la América Latina para que acorralaran a "sus" japoneses. Aproximadamente 2.000 japoneses fueron embarcados desde doce países hacia diferentes campos de concentración en los EE.UU. La mayoría fueron enviados por el Perú, que quiso eliminar a todos los japoneses y aún después de la guerra rechazó la entrada de aquellos que habían sido deportados a los EE.UU. Brasil, Uruguay y Paraguay establecieron sus propios programas de internamiento. Argentina y Chile, dicho sea en su honor, no rompieron relaciones diplomáticas con el Eje hasta casi el final de la guerra. Así y todo, los japoneses no fueron ni detenidos ni internados.
Sólo una semana después del ataque a Pearl Harbour, el congresista por Missisipi, John Rankin, afirmaba en la Cámara de Representantes: "Propongo que se capture a todos los japoneses de América, Alaska y Hawai y se les interne en campos de concentración; y se les envíe cuanto antes hacia Asia. Esto es una guerra racial. La civilización del hombre blanco ha entrado en guerra con el barbarismo japonés. Uno de los dos habrá de ser destruido. ¡Condenémosles! ¡Deshagámonos de ellos ahora!" (Ten Broek, pag. 87). Otro miembro del Congreso propuso la esterilización de todos los japoneses.
Los diez campos de concentración que se van a restaurar se encuentran en los Estados de Arizona, Arkansas, California, Colorado, Idazo, UTA y Wyoming.
Sólo 42 años después del cierre del último campo en el año 1946 (un año tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial), el entonces presidente Ronald Reagan firmó una declaración de disculpa oficial.
Con este acto, se cierra uno de los capítulos más oscuros de la historia norteamericana y marca un ejemplo a seguir a otros países en la lucha por la verdadera “Memoria Histórica”.
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Autor: Jose Mª Maestre Domínguez

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