lunes, 26 de marzo de 2007

Guantanamo. Cinco años ya y ninguna vista judicial independiente ni ningún contacto familiar: ¿Éste es el sistema americano?

(Khalid Al-Odah - Annistia Internacional)

Piensen en esto. En los últimos cinco años, Estados Unidos, el país más poderoso del mundo, ha derrocado a Sadam Husein, un dictador despiadado. Y tras la caída desu régimen en 2003, fuerzas estadounidenses lo capturaron, y fue juzgado, condenado y ejecutado. Durante estos mismos cinco años han muerto el papa Juan Pablo II, Ronald Reagan y Yasir Arafat. El amado soberano de Kuwait, Sheik Jaber Alsabah, también ha fallecido, y ahora tenemos un nuevo monarca, un nuevo príncipe heredero, un nuevo primer ministro y un nuevo Parlamento.Todo esto ha sucedido en los últimos cinco años y, sin embargo, para mi hijo Fawzi –recluido en Guantánamo desde el 11 de enero de 2002– el tiempo se ha detenido. Fawzi ha pasado todo este tiempo en una celda de 2 x 2,5 metros, a menudo en régimen de aislamiento, y no se le ha permitido ningún contacto con sus familiares. Incluso a los condenados a muerte recluidos en cárceles estadounidenses se les trata mejor. Fawzi y nuestra familia han quedado marcados de forma indeleble por el trato que se le ha dado. ¿Y para qué? Cuando mi familia se enteró de la detención de Fawzi a principios de 2002, éramos optimistas, pues pensábamos que, en unos meses como máximo, lo juzgarían y se demostraría su inocencia. Al fin y al cabo, los estadounidenses creen sin duda en la justicia, en los juicios rápidos, en que se deben evitar los castigos crueles e inusitados, en que las personas son inocentes hasta que se demuestre lo contrario y en que nadie está por encima de la ley. De hecho, todo esto está escrito en la Constitución de Estados Unidos y establecido en el sistema legal estadounidense.Sin embargo, un juicio rápido e imparcial es precisamente lo que no ha tenido lugar. Todo lo contrario. El gobierno estadounidense no facilitó vistas judiciales durante años. Luego organizó vistas judiciales que eran una farsa, porque los jueces no eran independientes del "carcelero". Ninguna democracia conocida ha actuado nunca de esta manera. ¿Por qué lo está haciendo Estados Unidos?Al creer en el sistema americano, mi familia y yo llevamos nuestros motivos de queja a los tribunales estadounidenses. El gobierno de Bush utilizó todo su poder para ponernos obstáculos. Sin embargo, después de colaborar con el sistema legal estadounidense durante más de dos años, nuestras mermadas esperanzas se reavivaron cuando la Corte Suprema de Estados Unidos resolvió, en la causa Rasul v. Bush, que el sistema judicial estadounidense tenía la facultad de determinar si ciudadanos extranjeros estaban encarcelados legítimamente. Con esta decisión judicial, nuestra fe en el sistema estadounidense pareció tener su recompensa. Pero una vez más el gobierno de Bush utilizó tácticas obstruccionistas con sus propios tribunales federales. En lugar de celebrar vistas judiciales ante magistrados independientes, el gobierno estadounidense creó tribunales militares cuyos jueces están a las órdenes del gobierno. La independencia, el proceso debido y la justicia brillan por su ausencia en estos tribunales. En junio de 2006, mientras Sadam Husein estaba siendo juzgado en Irak, la Corte Suprema de Estados Unidos falló una vez más en contra del gobierno, al confirmar la impugnación presentada por un detenido en Guantánamo contra los juicios realizados por las comisiones militares creadas por el presidente Bush. Sin embargo, tres meses y medio después, el Congreso de Estados Unidos siguió impidiéndonos el acceso a un tribunal independiente al promulgar la Ley de Comisiones Militares. Esta ley impide a mi hijo impugnar su reclusión mediante una petición de hábeas corpus –un derecho básico de todos los presos– y vuelve a contemplar la utilización de tribunales judiciales que no son independientes, que no actúan con rapidez, que no conceden a nuestro hijo el derecho a asistencia letrada elegida por él, que no le garantizan el acceso a las pruebas utilizadas en su contra, que no excluyen las pruebas obtenidas bajo tortura y que no establecen un plazo para la puesta en libertad de los detenidos. Así es como persiste esta detención indefinida sin contacto con familiares, algo que no tiene precedentes en la historia estadounidense y que ahora está punto de alcanzar su quinto aniversario.Como padre, me aflige profundamente que se esté utilizando el sistema estadounidense para impedir a mi hijo un juicio justo y rápido y todo contacto con sus familiares. Comprendo y acepto que las prisiones no se construyen para que sean confortables. Pero, al encontrarse en una situación de indefinición jurídica, con una incertidumbre absoluta sobre su suerte y un aislamiento completo de sus seres queridos, nuestro hijo y los otros detenidos en Guantánamo han sido sometidos a un castigo superior al impuesto a las personas declaradas culpables de delitos. No es posible que éste sea el sistema americano, pues constituye el epítome del castigo cruel e inusitado.Nuestro hijo es una persona honorable y caritativa, que viajó a la región fronteriza entre Pakistán y Afganistán en 2001 para realizar labores de asistencia, ayudar a los pobres y dar clases. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, trató de huir de la zona y volver con nuestra familia en Kuwait. Cuando se hallaba en camino, fue capturado por cazadores de recompensas paquistaníes, que lo entregaron de inmediato a las fuerzas estadounidenses. Nuestro hijo es una víctima de las circunstancias, no una amenaza para Estados Unidos. Tengo plena confianza en que si Fawzi fuera acusado y juzgado por un tribunal independiente, lo absolverían y lo pondrían en libertad.Si el gobierno de Bush considera que mi hijo es peligroso –una de esas personas a quienes altos cargos estadounidenses han llamado "lo peor de lo peor"– ¿por qué razón el presidente de la nación más poderosa del mundo teme que sea sometido a juicio en el sistema legal de este país? ¿Qué miedo puede tener el presidente a que nuestro hijo comparezca ante un tribunal de justicia estadounidense suficientemente capacitado para juzgar a asesinos, violadores, atracadores de bancos, gángsteres y a Timothy McVeigh, autor del atentado con bomba en Oklahoma City?Sigue en pie mi enorme fe en los valores estadounidenses y en el sistema judicial de Estados Unidos. Pero después de cinco años de decepciones, tengo poca fe en que el gobierno de Bush esté dispuesto a mantener estos valores.Cuando se cumple el quinto aniversario del centro de detención de Guantánamo, espero que se haga justicia a los hombres detenidos en Guantánamo antes de que tengamos la oportunidad de conmemorar el sexto aniversario, y rezo para que se haga realidad esta esperanza. Doy las gracias a Amnistía Internacional y a otras organizaciones que me están ayudando a luchar en defensa de los hombres que no pueden luchar por sí mismos.Que Dios bendiga a Estados Unidos y que los jóvenes encarcelados en Guantánamo sean juzgados o puestos en libertad.

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